La prohibición ucraniana de los vaporizadores aromatizados ha resultado ineficaz, ya que los consumidores recurren a mezclas caseras y fuentes no reguladas, según muestra una nueva encuesta nacional.
La venta de vapes y e-líquidos aromatizados se prohibió en Ucrania en julio de 2023. Pero según la investigación, el 64% de los vapers siguen utilizando productos aromatizados, y más de la mitad (53,7%) mezclan ahora sus propios sabores a partir de ingredientes individuales.
Los resultados, presentados por Taras Klymenko, director de la ONG Elección Europea de Ucrania, ponen de manifiesto una creciente reacción contra las políticas restrictivas contra el vapeo.
Imposible de controlar
En una rueda de prensa, Klymenko explicó que el paso al vapeo DIY plantea nuevos problemas de salud pública.
“En tal caso es imposible controlar la concentración de sustancias nocivas o incluso prohibidas”, dijo. “Por tanto, es importante llevar a cabo una labor explicativa entre los consumidores e informarles sobre los riesgos potenciales de tales productos”.
La encuesta se realizó cara a cara en todas las regiones de Ucrania, excluidos los territorios ocupados temporalmente. En ella participaron 1.507 encuestados adultos y tiene un margen de error del 2,6%.
Klymenko señaló que los líquidos caseros para vapear han creado un mercado gris no regulado, lo que hace más difícil controlar los ingredientes o hacer cumplir la prohibición. Irónicamente, la política destinada a proteger a los consumidores puede estar aumentando los riesgos.
La opinión pública rechaza el enfoque de «prohibir primero
Los datos sugieren una clara desconexión entre la política gubernamental y la opinión pública. Aunque el 56,6% de los ucranianos conoce la prohibición de los sabores, casi el 80% cree que las prohibiciones por sí solas no funcionan. En cambio, están a favor de la educación y el acceso a alternativas más seguras.
Tres cuartas partes (76%) de los encuestados afirman que las prohibiciones empujan a la gente hacia mercados ilegales o extranjeros. Un número similar (78,5%) cree que el gobierno debería dar prioridad a la concienciación pública y al apoyo para cambiar a opciones menos perjudiciales, en lugar de imponer prohibiciones generales.
Sólo el 0,2% ha dejado de consumir productos aromatizados debido a la prohibición, y sólo el 0,1% ha dejado de fumar.
“La experiencia con los cigarrillos electrónicos ha demostrado que las prohibiciones no siempre son eficaces: también tenemos que controlar la circulación e informar tanto a los jóvenes como a los adultos”, añadió Klymenko.
Prohibir alternativas más seguras mientras se sigue fumando
Según la legislación vigente, Ucrania prohíbe todos los productos de tabaco y vaporización aromatizados, incluidos los que contienen fruta, mentol, cafeína, vitaminas o aditivos que producen humo coloreado. Mientras tanto, los cigarrillos de combustible convencionales, que se sabe que son mucho más perjudiciales, siguen estando ampliamente disponibles.
Los críticos sostienen que tales restricciones podrían estar socavando la salud pública al limitar el acceso a los mismos productos que muchos fumadores utilizan para dejar de fumar.
Alinearse con los objetivos de la OMS, ¿pero a qué precio?
Ucrania ha sido reconocida como uno de los 74 países que aplican enérgicas medidas antitabaco como parte del Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el Control del Tabaco, que ratificó en 2006.
Pero los expertos advierten que sin un enfoque más progresista que incluya el vapeo regulado, estos esfuerzos podrían quedarse cortos.
A nivel mundial, el consumo de tabaco ha disminuido de uno de cada tres adultos en 2000 a uno de cada cinco en la actualidad. Gran parte de ese descenso se ha atribuido a herramientas de reducción de daños como los vapes. Según la OMS, 1.250 millones de adultos siguen consumiendo tabaco, lo que subraya la necesidad de políticas realistas y basadas en la ciencia.
La regulación es más eficaz
La experiencia de Ucrania refleja una tendencia mundial: cuando se prohíben los productos de vapeo aromatizados, prosperan los mercados negros y se resiente la seguridad de los consumidores. En lugar de aplicar prohibiciones que fracasan, los defensores de la salud pública instan a los gobiernos a centrarse en la regulación, las normas de calidad y la educación.
