La Unión Europea (UE) se dispone a subir los impuestos de los vaporizadores al mismo nivel que los de los cigarrillos, mientras los altos cargos de la Comisión establecen comparaciones directas entre ambos productos, una medida que, según los críticos, ignora la ciencia.
Bruselas apunta a los vapeadores en una nueva revisión fiscal
En el Foro Europeo de la Salud celebrado en Gastein (Austria), el Comisario de Sanidad, Olivér Várhelyi, afirmó que la UE acabaría subiendo los impuestos sobre los vapes para equipararlos a los de los productos del tabaco tradicionales, advirtiendo de que «el impacto sobre la salud ya está ahí».
Señaló el aumento de las tasas de vapeo entre los jóvenes, destacando que en Chequia más de una cuarta parte de los jóvenes vapean, una proporción superior a la media de la UE de adultos que fuman.
«Por la razón que sea, en la opinión pública [el vapeo] no se presenta como un peligro, todavía», dijo a los delegados. «Elevaremos el exceso de derechos sobre estos nuevos productos exactamente al mismo nivel que se aplica a los productos del tabaco clásicos y tendremos que seguir en esa dirección».
Los comentarios forman parte de un plan más amplio de la Comisión Europea, desvelado en exclusiva por Clearing the Air a principios de este año, para revisar la fiscalidad del tabaco. La propuesta aumentaría los impuestos de forma generalizada, estableciendo por primera vez tipos mínimos para los vaporizadores y las bolsitas de nicotina.
Aunque el gravamen más elevado seguiría afectando a los cigarrillos tradicionales -al menos el 63% del precio medio de venta al público-, los vapes se enfrentarían a nuevas tasas que oscilarían entre el 20 y el 40%.
La afirmación de Hoekstra de que «vapear mata
El colega de Várhelyi, Wopke Hoekstra, ha ido incluso más lejos en su retórica. En febrero, ante la Subcomisión de Asuntos Fiscales del Parlamento Europeo, Hoekstra afirmó: «700.000 europeos mueren cada año a causa del tabaco. Fumar mata. El vapeo mata».
La declaración suscitó duras críticas de expertos en salud pública y contradijo directamente a los organismos científicos de su propio país. Aunque la cifra de Hoekstra sobre muertes por tabaquismo era exacta, el vapeo no se ha relacionado científicamente con ninguna muerte en todo el mundo.
Ahora, Hoekstra ha comparado el mensaje de que los vaporizadores son menos nocivos que los cigarrillos con los esfuerzos de la industria tabaquera por comercializar cigarrillos «light».
«Engañan a los responsables políticos sobre los riesgos de estos nuevos productos, igual que hicieron con los cigarrillos light en el pasado», afirmó en un post de LinkedIn. Fue aún más lejos, afirmando que la propia nicotina «daña los vasos sanguíneos, perjudica la función vascular y estimula el crecimiento tumoral».
Los científicos desestiman las alegaciones de perjuicio
Los expertos en salud dicen que esas afirmaciones no están respaldadas por pruebas. La nicotina, aunque adictiva, no está clasificada como carcinógeno, y numerosas investigaciones han demostrado que no causa cáncer.
El Instituto Nacional de Salud Pública y Medio Ambiente de Holanda (RIVM) -uno de los reguladores más conservadores de Europa- afirma claramente que «los cigarrillos electrónicos son menos nocivos que los cigarrillos de tabaco».
Incluso el propio informe del Parlamento Europeo, «Los nuevos productos del tabaco y la nicotina y sus efectos sobre la salud», concluyó que «la presencia de determinadas sustancias nocivas en las emisiones (vapor) de estos productos puede ser inferior en torno a un 90% o 95% en comparación con los cigarrillos de tabaco».
El plan fiscal se enfrenta a una reacción política y científica
Hoekstra ha liderado la campaña a favor de un aumento de los impuestos especiales sobre los cigarrillos, el tabaco calentado y los vaporizadores en el marco del Recurso Propio al Impuesto Especial sobre el Tabaco (TEDOR) propuesto por la UE. El plan podría recaudar unos 11.200 millones de euros al año para el presupuesto a largo plazo del bloque de 2028 a 2034, tomando el 15% de los ingresos fiscales nacionales del tabaco.
Pero la propuesta se enfrenta a la resistencia de varios Estados miembros -como Italia, Grecia, Austria, Suecia, Portugal y Rumanía- y a las crecientes críticas de los defensores de la reducción de daños, que argumentan que equiparar el vapeo al tabaquismo puede hacer que la gente vuelva a consumir cigarrillos mortales.
