España está preparando una amplia prohibición de fumar y vapear al aire libre. El proyecto de ley prohibiría su uso en terrazas de bares y restaurantes, playas, estadios, paradas de autobús, zonas de juegos infantiles y polideportivos.
Los vapes, el tabaco calentado, la shisha y las bolsitas de nicotina recibirían el mismo trato que los cigarrillos, a pesar de los riesgos mucho mayores para la salud que supone fumar. La legislación también prohíbe los vapes de un solo uso y la venta a menores.
La ministra de Sanidad, Mónica García Gómez, dijo que el proyecto de ley pretende situar a España «de nuevo en la vanguardia de la lucha contra el tabaco». Y añadió: «Siempre antepondremos la salud pública a los intereses privados. Todo el mundo tiene derecho a respirar aire limpio… y a vivir más y mejor».
El tabaco mata a 140 españoles al día
Según García Gómez, el tabaco mata a 50.000 personas al año en España, o «140 personas al día». Pero la ley no distingue entre cigarrillos mortales y alternativas mucho menos nocivas.
En 2010 se prohibió fumar en espacios cerrados, pero casi una cuarta parte de los adultos españoles sigue consumiendo tabaco, una de las tasas más altas de Europa. El sector de la hostelería ha criticado la nueva propuesta, ya que las terrazas siguen siendo populares entre los fumadores durante todo el año.
El planteamiento de España va más allá de las medidas enérgicas adoptadas por Francia en julio, que prohibían fumar en parques, playas y paradas de autobús, pero eximían a los vapes y las terrazas de los bares.
El proyecto de ley aún requiere la aprobación parlamentaria y podría modificarse. No incluye el empaquetado sencillo ni impuestos más altos sobre el tabaco, y los cigarrillos siguen vendiéndose a menos de 6 euros el paquete.
La represión del vapeo suscita duras críticas
La ofensiva española contra el vapeo ya ha suscitado duras críticas por parte de observadores del sector y de otros gobiernos europeos.
Suecia, por ejemplo, ha presentado un dictamen detallado a la Comisión Europea en el que argumenta que las restricciones propuestas por España a las bolsitas de nicotina -incluidas la prohibición de sabores y un tope estricto de 0,99 mg por bolsita- violan las normas del mercado interior de la UE y equivalen a barreras comerciales injustificadas.
Karl Fagerström, psicólogo clínico que creó el test de dependencia de la nicotina, ampliamente utilizado, fue más allá y advirtió que Españanoha hecho «ningún progreso en la lucha contra el tabaquismo» y que, en su lugar, debería seguir el modelo sueco de reducción de daños. Dijo que la estrategia prohibitiva de España probablemente «mantendrá alto el número de fumadores» y que las nuevas leyes podrían hacer «más mal que bien».
Haypp, minorista de petacas de nicotina, se ha hecho eco de estas preocupaciones, advirtiendo de que las medidas socavan la reducción de daños y eliminan del mercado casi todos los productos actuales de petaca.
Los analistas de salud pública también han criticado el plan español por tratar a todos los productos de vapeo igual que a los cigarrillos e ignorar las pruebas científicas de que las alternativas no combustibles plantean riesgos mucho menores.
Los opositores también afirman que las prohibiciones de sabores y los límites de nicotina son desproporcionados, con el riesgo de consecuencias no deseadas, como empujar a la gente a volver al tabaco de combustión o fomentar mercados ilícitos y peligrosos.
