La nicotina no es cancerígena y no provoca enfermedades cardiacas, ha dicho un destacado cardiólogo en una convención de médicos.
El profesor Reuven Zimlichman, director del Instituto para la Calidad de la Medicina de la Asociación Médica Israelí, explicó que la nicotina es adictiva pero no daña el organismo como el tabaco.
El tabaquismo causa ocho millones de muertes al año en todo el mundo, mientras que el vaping no es mortal ni está vinculado a ninguna enfermedad relacionada con el tabaquismo. Zimlichman dijo que los fumadores deberían plantearse pasarse a los vapes u otras alternativas nicotínicas más seguras si les resulta difícil dejar los cigarrillos sin ayuda.
«La nicotina es adictiva, pero no daña el organismo», declaró en la 46ª convención anual de la Asociación Neurológica Filipina (ANP). «No es cancerígena, y no causa enfermedades cardiacas ni de los vasos sanguíneos. Si existe una forma alternativa de satisfacer el ansia de nicotina de los fumadores sin quemar tabaco, ésta es claramente una opción que merece la pena considerar.»
Anima a los pacientes que fuman a cambiar».
El profesor instó a los profesionales sanitarios a que animaran a los pacientes que tuvieran dificultades para dejar de fumar a cambiar a alternativas más seguras.
«Pide a tu paciente que considere la posibilidad de cambiar a un producto de tabaco calentado o a un vapeador», dijo a los cientos de médicos que asistieron al acto en noviembre. «Cuanto más grave sea la enfermedad cardiovascular del paciente, más beneficios puede obtener del cambio».
Los productos sin humo, como los vapes, que suministran nicotina sin quemar tabaco, pueden salvar la vida de millones de fumadores empedernidos que no consiguen dejar de fumar, añadió Zimlichman.
«Dejar de fumar es muy difícil porque el tabaco contiene nicotina, que es muy adictiva», dijo. «Pero no es la nicotina la que causa los graves efectos sobre la salud del consumo de tabaco. Son las miles de sustancias químicas producidas por la combustión del tabaco las que hacen que fumar sea tan mortal.»
Zimlichman dijo que casi la mitad (49%) de los fumadores diagnosticados de enfermedad arterial coronaria siguen fumando, el 57% siguen fumando tras un ictus y el 72% diagnosticados de enfermedad arterial periférica (estrechamiento de las arterias que suministran sangre a brazos y piernas) siguen fumando.
El potencial para salvar millones de vidas
Zimlichman, que antes no creía en la reducción de daños del tabaco, dijo que había cambiado de postura tras examinar las crecientes pruebas científicas que la respaldan como estrategia eficaz de salud pública.
Dijo que los vapes y los productos de tabaco calentado son innovaciones tecnológicas que tienen el potencial de salvar millones de vidas.
Los vapes no queman tabaco y no producen alquitrán ni monóxido de carbono, dos de los elementos más perjudiciales de los cigarrillos. Los productos de tabaco calentado son dispositivos que funcionan con pilas de litio y calientan el tabaco lo suficiente para liberar un aerosol de tabaco que contiene nicotina, pero sin quemar el tabaco.
Estos productos «ofrecen la mejor oportunidad para que los fumadores empedernidos dejen de fumar», dijo Zimlichman.
Cada vez más pruebas
El catedrático citó un estudio de Corea del Sur, publicado en el European Heart Journal, en el que se descubrió que cambiar el hábito de fumar por el de vapear provoca un número significativamente menor de episodios cardiacos mortales y potencialmente mortales en personas con enfermedades cardiacas.
También se refirió a Suecia, que recientemente se convirtió en el primer país declarado oficialmente «libre de humo». El país escandinavo afirma que su éxito en la reducción de las tasas de tabaquismo se debe a la amplia disponibilidad y uso de snus, bolsas de nicotina y vaporizadores.
Según el grupo de la campaña mundial de salud Smoke Free Sweden, el país tiene una tasa de cáncer un 41% inferior a la media europea, y la tasa más baja de enfermedades relacionadas con el tabaco de la Unión Europea.
dijo Zimlichman: «Se calcula que actualmente hay mil millones de fumadores en todo el mundo, y 8 millones de personas mueren cada año de enfermedades relacionadas con el tabaco. Necesitamos probar algo nuevo. Los gobiernos, los organismos reguladores y la comunidad médica deben estar abiertos a nuevas ideas, como la reducción de los daños del tabaco.»
