Dos antiguos Directores de la Organización Mundial de la Salud han pedido una revisión radical del Convenio Marco para el Control del Tabaco -el Tratado Internacional de la OMS sobre la política de control del tabaco- en un artículo de opinión exclusivo para Clearing the Air.
Derek Yach, una figura clave en la creación de la política sobre el tabaco de la OMS en la década de 1990, unió sus fuerzas a las de Tikki Pang, que dirigía la función de Investigación sobre Políticas de la OMS, para redactar el artículo junto con el destacado economista Chris Snowdon y el cofundador de Clearing the Air, Peter Beckett.
«Éste es un momento que requiere valentía», concluye el artículo. «Valor para que los gobiernos desafíen los viejos dogmas, valor para que la industria alinee sus recursos con la salud pública y valor para que la sociedad civil defienda la ciencia por encima de la ideología».
Los médicos siguen siendo una «barrera clave para la adopción»
Yach y Pang señalan específicamente a las revistas y sociedades científicas por fallar a los médicos y profesionales sanitarios.
«Las sociedades y revistas científicas deben reconocer su responsabilidad ética de garantizar que los profesionales sanitarios comprenden ampliamente los beneficios de la reducción de daños. Los clínicos desinformados o mal informados siguen siendo una barrera clave para la adopción», escriben.
«Las mismas sociedades y revistas que se manifiestan en contra de la propagación mundial de la indecisión ante las vacunas deben revisar sus políticas y actuar en consecuencia».
Una atención renovada al mundo en desarrollo
El grupo también expone, en términos crudos, lo que significa para los países más pobres no adoptar la reducción de daños.
«Los países de renta baja y media se enfrentan a décadas de inmensas tensiones sanitarias y económicas si no se toman medidas urgentes», argumentan. «Es en este aleccionador contexto en el que creemos que la COP11 debe enfrentarse a una realidad acuciante: la reducción de daños del tabaco no es un debate teórico, sino una estrategia probada con resultados que salvan vidas».
A continuación, contrastan los progresos de las naciones más desarrolladas con los del Sur global, donde la política de la OMS sobre el tabaco suele asumirse sin cuestionarla.
«El consumo de productos de tabaco calentado ha aumentado en Japón, Corea del Sur, Italia, Polonia y Alemania… el vapeo ha ganado terreno rápidamente en Estados Unidos, Reino Unido, Rusia y Rumanía, donde la prevalencia de los cigarrillos está disminuyendo rápidamente a medida que millones de personas pasan a alternativas de menor riesgo».
«Mientras tanto, en Suecia, Noruega, Dinamarca e Islandia, el uso generalizado de snus y bolsas de nicotina ha llevado las tasas de tabaquismo y cáncer a algunos de los niveles más bajos registrados en el mundo. Estos países demuestran que el comportamiento humano puede reorientarse hacia formas más seguras cuando a los consumidores se les presentan alternativas viables».
«En cambio, en países como Indonesia, China, Egipto y Jordania, las tasas de tabaquismo masculino siguen superando el 45%, niveles que Gran Bretaña vio por última vez en la década de 1960».
Se necesita una revisión radical
«Para muchos delegados [a la conferencia de la Convención Marco de la OMS] y defensores, la llamada a replantearse la reducción de daños resultará incómoda», concluyen.
«Décadas de desconfianza justificada hacia las empresas tabaqueras crearon un entorno en el que era más seguro -política y moralmente- rechazar cualquier alineamiento con la industria. Pero esta rigidez corre el riesgo de atrincherar el daño allí donde una mayor flexibilidad podría salvar millones de vidas. Al igual que la salud pública acabó adoptando los programas de intercambio de agujas, la terapia de sustitución de opiáceos y, más recientemente, la reducción de daños en el consumo de alcohol, ha llegado el momento de aplicar un pragmatismo similar a la nicotina».
