- La mayoría de los estudios de laboratorio que utilizan un popular sistema de exposición al vapeo probablemente sobrecalentaron el aerosol de vapeo, produciendo niveles de toxinas poco realistas.
- Sólo 14 de 40 estudios dieron suficientes detalles para reproducir cómo se generó el aerosol.
- Muchos utilizaban un dispositivo de alta potencia con un flujo de aire muy bajo, condiciones que, según los autores, no reflejan el vapeo en el mundo real.
- Los investigadores piden informes más claros y un mejor flujo de aire para que los experimentos coincidan con el uso normal de los consumidores.
Una nueva revisión científica ha planteado la preocupación de que docenas de estudios de laboratorio puedan haber exagerado los riesgos del vapeo porque utilizaron condiciones de prueba defectuosas.
El documento, Critical appraisal of exposure studies on e-cigarette aerosols generated by high-powered devices, de Sébastien Soulet y Roberto Sussman, examinó 40 estudios publicados que utilizaban el sistema InExpose (fabricado por SCIREQ®) para generar aerosoles de vape en experimentos con células o animales.
El estudio ha sido aceptado para su publicación en Contributions to Research on Tobacco and Nicotina y aparecerá en el número de noviembre.
La configuración de InExpose suele utilizar un Joyetech EVIC Mini, un dispositivo de vapeo de alta potencia de tercera generación, con un tanque personalizado de 70 ml y una bobina de 0,15 ohmios.
Soulet y Sussman descubrieron que esta configuración suele funcionar a alta potencia pero con un flujo de aire muy bajo, una combinación que empuja al dispositivo al sobrecalentamiento, produciendo aerosoles que los vapers del mundo real evitarían activamente.
«Sólo 14 de los 40 estudios proporcionaron información suficiente sobre su metodología de generación de aerosoles», informaron los autores, y calificaron el resto de «no reproducibles» porque no se describían parámetros clave como la potencia, el flujo de aire y el voltaje.
Las condiciones de sobrecalentamiento sesgan la toxicidad
Los autores realizaron sus propias pruebas de calibración utilizando el mismo equipo y compararon esos resultados con los de estudios anteriores. Sus conclusiones muestran que cuando el flujo de aire se restringe a unos uno o dos litros por minuto (el valor por defecto en muchas configuraciones de laboratorio), el «régimen óptimo» del EVIC Mini -en el que la vaporización es eficaz y limpia- termina en unos 30 vatios.
Por encima de ese nivel, el aparato entra en un «régimen de sobrecalentamiento», que produce subproductos mucho más nocivos, como aldehídos y monóxido de carbono.
A pesar de ello, en la mayoría de los estudios revisados el aparato funcionaba efectivamente entre 40 y 46 vatios con el mismo flujo de aire bajo, condiciones que están muy por encima de lo que experimentarían los consumidores.
«Hay plena certeza de que los 14 estudios expusieron los sistemas biológicos a aerosoles generados en condiciones de sobrecalentamiento y poco realistas, con elevadas cargas de aldehídos», escribieron los autores.
También señalaron que, dado que los 26 estudios restantes utilizaron el mismo equipo pero no describieron sus configuraciones, es muy probable que sus resultados se vieran afectados del mismo modo.
Por qué importa el flujo de aire
Los dispositivos de vapeo «sub-ohmios» de alta potencia, como el EVIC Mini, están diseñados para la inhalación directa al pulmón. En otras palabras, inhalaciones grandes y aireadas que llevan mucho aire a través de la bobina para enfriarla.
En el uso real, el flujo de aire es de unos 10 litros por minuto, no de uno o dos. Cuando se prueba el mismo aparato en el laboratorio con un caudal de aire restringido, la bobina se sobrecalienta, el líquido se quema y surgen subproductos tóxicos.
Con un flujo de aire realista, el mismo aparato funcionaría sin problemas y con eficacia, produciendo muchos menos compuestos nocivos. «Con flujos de aire elevados compatibles con el uso del consumidor, estas condiciones no se darían», concluyen los autores.
Niveles de nicotina poco realistas
La revisión también destaca otro problema, el de las concentraciones de nicotina irrealmente elevadas. Varios estudios utilizaron líquidos que contenían de 30 a 50 miligramos de nicotina por mililitro en tanques de gran potencia.
Tales concentraciones suelen utilizarse sólo con sistemas de cápsulas de baja potencia que utilizan sales de nicotina, no con dispositivos grandes de gran potencia que dan caladas mucho mayores. En el laboratorio, el uso de esas concentraciones elevadas en un dispositivo potente puede sobreexponer a células o animales, distorsionando los resultados de toxicidad.
Los resultados pueden exagerar los riesgos en el mundo real
Al sobrecalentar el dispositivo y utilizar niveles elevados de nicotina, muchos estudios pueden haber producido aerosoles mucho más tóxicos que los inhalados por los vapers en condiciones normales.
Esto no significa que los estudios carezcan de valor, sino que sus resultados deben interpretarse con cautela. La revisión sugiere que las condiciones de las pruebas, y no los productos en sí, pueden ser la causa de los elevados resultados de toxicidad que se citan a menudo en los debates sobre la seguridad del vapeo.
Reclama mejores normas
Soulet y Sussman subrayan que el InExpose es una valiosa herramienta científica, pero afirman que se necesitan normas técnicas más claras. Recomiendan que los laboratorios
- Calibra los aparatos para comprobar que la potencia y la temperatura mostradas coinciden con los valores medidos.
- Utiliza un flujo de aire mayor (alrededor de 10 L/min) para las bobinas de alta potencia y baja resistencia.
- Reduce la potencia por debajo de 30 vatios cuando utilices un caudal de aire limitado.
- Informa exhaustivamente de todos los detalles técnicos, incluidos el dispositivo, la bobina, el voltaje, la potencia, el modo de temperatura, el patrón de calada, el flujo de aire y la composición del líquido.
La revisión concluye que muchos estudios preclínicos probablemente probaron el vapor sobrecalentado en condiciones de laboratorio poco realistas, que pueden exagerar los riesgos en comparación con la forma en que la gente vapea realmente.
Al mejorar el flujo de aire, la calibración y la transparencia, la investigación futura podría ofrecer una imagen más clara y precisa de los efectos del vapeo en el mundo real, ayudando a la ciencia de la salud pública a seguir el ritmo de la tecnología y el comportamiento de los consumidores.
